En febrero de 1973 y en su número 17 la revista “Terror Fantastic” publicaba un dossier dedicado a los dibujos animados, en una década donde el género se relacionaba generalmente con el espectador infantil.
“Terror Fantastic” fue la primera publicación en especializarse en el género fantástico, ciencia ficción y terror, que estuvo publicándose durante algo más de dos años. Para los aficionados a este género la revista se convirtió en su oasis particular.
El dossier se compone de los siguientes apartados: 1- El dibujo animado es algo más (Pedro Yoldi). 2- Animal Farm. Rebelión en la granja (Manuel Mir). 3- Destruyendo arquetipos y creando amor. Goscinny y sus personajes (Carlos Nolla). 4- Nueva concepción del cine de dibujos animados (Antonio Vilella). 5- Bruno Boceto, o la destrucción de la sociedad que todo lo destruye (Antonio Vilella). 6- Charlie Brown Snoopy y la familia Peanuts (Antonio Vilella). 7- Walt Disney, el rey mago que vino de California (Francisco Montaner).
Como suele comentar al referirme a estudios anteriores a la era de Internet, los investigadores, estudiosos o aficionados de entonces solo tenían a su disposición los títulos estrenados en la cartelera. Los medios más adinerados podían enviar a sus críticos a cubrir festivales que ofrecían una mayor variedad de títulos, o las editoriales o escritores más capaces podían trasladarse a otros países en busca de la fuente de origen.
En el caso de “Terror Fantastic” he de suponer que se trataba de una publicación modesta, editada en papel barato y con fotografías en blanco y negro, con unos autores más movidos por la vocación y amor al género fantástico que críticos que se ganasen la vida mediante las ventas de ejemplares de esta revista. Lo que da como resultado un dossier que se queda corto, a falta de una profundización mayor, y títulos y realizadores que se quedan fuera en pos de otros, tal vez, menos importantes. Y seguramente casi todos los títulos comentados en este dossier se tratan de estrenos que ocurrieron en aquellos años, películas que los autores había podido ver, y decimos casi porque se advierte que a veces se hablan de películas que posiblemente el propio autor no había visto y solo se basaba en referencias de terceros.
Pero hay que agradeces que el dossier intentara mostrar al lector que el genero de los dibujos animados no tenía nada que envidiar al cine convencional, y que no solamente estaba destinado a un espectador infantil.
Leer, ahora pasado el tiempo, este estudio nos muestra la lucha de muchos escritores, críticos o profesionales por poner de manifiesto el genero de la animación, y aunque en este caso “dejase mucho que desear” debemos ser tolerables y no olvidar esta publicación pionera en el género.
Aquí podéis descargar el estudio:
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